La semana pasada recibí un mensaje por Instagram en donde me invitaban a una “cena-interactiva” con dirección añadida, pero nada más, no daban ninguna explicación. La cita era una unidad residencial al lado de completos extraños con los que estaba destinada a compartir toda la noche.
Lo cierto es que las tendencias gastronómicas actuales se inclinan por trascender de simplemente salir a comer a un restaurante y optan por brindarle al comensal una experiencia única y al mismo tiempo deliciosa. Esto es precisamente lo que hace Cocina Intuitiva, Verónica Botero y Lucas Posada, una pareja de cocineros empíricos, que después de vivir diez años en Australia deciden empezar a brindar experiencias gastropedagógicas en Medellín en donde las personas se puedan acercar a los alimentos sin reglas o recetas y así entender diferentes procesos alimenticios y culturales.
Ninguno de los dos estudió cocina, Lucas realiza estrategias digitales y Veronica es diseñadora de interiores
La historia comienza precisamente en Australia en donde Lucas se ofreció un día a ser voluntario en un centro de refugiados y ahí se encuentra una pequeña cocina. Su idea fue enseñarles a preparar una receta antioqueña sin percatarse de una enorme barrera, ninguno de los refugiados hablaba inglés. Debió idearse una nueva estrategia y terminó poniendo todos los ingredientes en una mesa, mientras sorprendentemente, los comensales o alumnos fueron cortando y preparando intuitivamente una cena completa. “La intuición de la cocina permitió que sin lenguaje, sin instructivos, sin recetas y sin etiquetas se diera esa conexión. Nos pareció tan bonito que decidimos comenzar Cocina Intuitiva con el fin de desarrollar una pedagogía en la que enseñáramos como preparar alimentos sin etiquetas”, explica Lucas Posada.
El fuerte de la noche, arroz integral, orellanas, zanahoria, pimientos amarillos, rábano negro, huevo cocido, repollo agridulce, pepino y salsa de ají
Mazorca cocinada en agua con anís, queso costeño y chiles
“La enseñanza de los colores” es el título de la cena a la que tuve oportunidad de asistir y tiene la intención de enseñar los valores nutricionales y poderes de los alimentos que brinda la tierra a partir de una capa de información que es su cáscara/corteza y color. Fueron cinco momentos gastronómicos poco usuales, contundentes y muy sabrosos acompañados de herramientas didácticas que hicieron de la noche una inolvidable. Los protagonistas fueron ingredientes como batata, anís, rábano, mongo, canela, arracacha, ñame, cilantro cimarrón y otros nombres extraños que uno nunca tendría en la concepción de delicias antes de conocer Cocina Intuitiva.
Anís, cúrcuma, algarroba, canela, jengibre, pimienta y diferentes especias utilizadas en las preparaciones.
Bravo por su labor social a través de la gastronomía, de rescatar alimentos y preparaciones en vía de extinción, de aprender de mujeres portadoras de conocimientos milenarios y por supuesto, de transmitirnos todo su saber a nosotros, los mortales. Muy recomendado.
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